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10-07-2010 |
Hacia la unidad de acción socialista en el Frente Amplio
Julio A. Louis
El Cro. Ariel Collazo titula su columna del 1º. del corriente -refiriéndose al Frente Amplio- “El partido de unidad al socialismo”.
Compartimos la intención, aunque en política los matices suelen ser decisivos. El paso más inmediato adecuado –nos parece- sería un acuerdo de unidad de acción socialista en el Frente Amplio.
En medio de la más formidable crisis del sistema capitalista, crisis que muchos de los defensores del sistema señalan que supera la de 1929, el Bicentenario de la Independencia nos encuentra pugnando con fuerza por la unidad de “nuestra América” robustecidos por la presencia en diversos países de bloques sociales y políticos alternativos, algunos de los cuales avanzan y reformulan el concepto de socialismo. Esa reformulación exige precisar qué se entiende por socialismo, y explicar el camino de la transición a él, ya que el socialismo no saldrá maduro, como un conejo de la galera del mago, en países aislados y dependientes.
Por ende, el debate en el FA debe partir de su ubicación ante el sistema capitalista, tal como es después de la caída del ´ socialismo real,' fenómeno que tampoco puede ignorarse. La Declaración Constitutiva del FA (1971) dice: “Expresamos nuestro hondo convencimiento de que la construcción de una sociedad justa, con sentido nacional y progresista, liberada de la tutela imperial es imposible en los esquemas de un régimen dominado por el gran capital. La ruptura con ese sistema es una condición ineludible de ese proceso de cambio de sus caducas estructuras y de conquista de la efectiva independencia de la nación.”
¿El FA sigue creyendo en la necesidad ineludible de la ruptura con ese sistema? ¿Mantiene su definición antiimperialista, antioligárquica, contra el gran capital? Lo primero es lo primero, y antes de definir estructuras partidarias, relaciones entre Comités de Base y redes, candidaturas a la Presidencia, etc. habrá que definir hacia adónde nos proponemos ir. Entre los frenteamplistas se piensa que este debate es imprescindible, pero en tanto el FA se ha modificado en cantidad y calidad, se temen rupturas. El FA no es revolucionario; en sus filas muchos se definen contra el neoliberalismo, pero no contra su esencia, el capitalismo.
Reintroducir el debate, reafirmar los principios constitutivos sería un gran paso de definición. Pero más importante que las declaraciones en una realidad tan heterogénea, es construir una fuerza unificadora que haga viable con militancia, propuestas, presencia sindical y social, esa opción por la transición al socialismo.
La Senadora Constanza Moreira plantea con lucidez: “Si sólo administramos al capitalismo dejaremos de convencer a muchos” (Brecha del 28/5). Para todos los que ya estamos convencidos que esa función es, al menos, insuficiente e insatisfactoria, se impone la creación de una herramienta capaz de modificar la realidad, indispensable para la liberación nacional (que hoy se procesa a escala latinoamericana) y el socialismo.
Raúl Sendic, explicando lo que denominaba Frente Grande, culminaba su razonamiento: “Que se haga un gran frente que se comprometa con estas soluciones” (que concebía mucho más radicales que el programa y las realizaciones de los gobiernos del FA, en base a la reforma agraria, a la nacionalización de la banca, al no pago de la deuda externa, al aumento salarial). Y agregaba: “Que dentro del mismo nos unamos las fuerzas afines para darle un impulso a esta salida y a otras profundas.” (19/12/1987, acto en el Estadio Franzini)
Debiera llamar la atención que mientras los sectores no-revolucionarios del Frente Amplio se unen en otro Frente, el Líber Seregni, los sectores que se definen socialistas y revolucionarios, carecen de organicidad similar. La izquierda anticapitalista uruguaya reproduce el cuadro mundial de confusión ideológica y dispersión política.
Es muy grave que en la última década, el juego de alianzas en el FA oscila permanentemente, más preocupados los agrupamientos políticos socialistas de lo electoral que de los acuerdos programáticos y metodológicos. Las falencias de todas sus fuerzas son notorias. No obstante, será en base a ellas, más todos los frenteamplistas dispuestos, que deberá construirse esa coordinación por el socialismo, que oficie de vanguardia. Ese instrumento debe construirse dentro del FA y no fuera de él, por la sencilla razón de que el pez necesita para vivir del agua de las masas y éstas se identifican por fundadas razones con el FA. Tal confluencia debiera procesarse sin demoras y batallar para que el FA “pase la raya” de la admisión del sistema a desafiarlo. El FA debe estar a la izquierda del gobierno, como expresión de la militancia, generalmente más conciente que el conjunto del pueblo, principio que no debe olvidarse.
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